16/11/15

Marrón

Empieza a hacer frío. Anochece antes.
Y los domingo se vuelven melancólicos.
O este domingo lo es.

Sí, es melancólico.
Por ti. O por mi.
Quizá la distancia. (Puede que el miedo a la soledad.)

Tal vez fue demasiado algo que no existió...

Volver aqui significa que necesito eso, explicar cosas que no pasaron. O sí. Pero que fueron demasiado secreto como para explicarlas en voz alta. Porque nadie lo entiende. Ni tu. Ni yo (la mayoría de veces).

Eras (eres) adictivo. Me acuerdo de que existes y me vuelven esas ganas de volver a lo misterioso, a lo secreto, a no tener compromiso; a conocerte y que me conozcas aunque quieras disimularlo. A que me digas que me quieres y llorar de la risa. Porque nadie se lo cree. Porque ninguno de los dos queríamos creerlo, porque no queríamos querernos. Y nos queremos... pero ni nosotros entendemos cómo ni tampoco el por qué.

Hay días que me vuelven esas ganas de hacernos daño una y otra vez.
De aguantar secretos a voces.
De no entender nada y, de golpe, entenderlo todo.
Y entonces se van...

Con el tiempo me he dado cuenta de que nadie será como tu fuiste, tan mala persona y encantador a la vez. Y en el fondo, a veces sigo esperándote, aun sabiendo que no podemos, que no queremos, que no debemos ser nada.

Y luego me doy cuenta de lo que somos, de como somos: tu tan al otro lado del charco y yo tan en la misma ciudad...



No se por qué, pero se que las casualidades existen. Y entre tu y yo habrá alguna más.


Todo tan marrón, tan otoño...

7/3/15

Azul

Echar de menos es algo muy relativo.

Se puede echar de menos a una persona que esta lejos, pero que ahora (por suerte) ya no esta en las redes sociales ni tiene forma de comunicarse con muchas de las personas a las que quiere. Entonces es raro, pero se echa de menos el saber de esa persona por sus fotos, sus "me gusta" en mis cosas, sus comentarios que alegraban los días.

Se echa de menos también a gente que sigue estando ahí, al otro lado del teléfono. Personas que, sin saber exactamente porque, han dejado de estar cerca. Con las que hay algo que se ha roto... y se puede arreglar, pero puede que no sea tan fácil como parece. Se necesita una conversación larga...

Hay personas que han tenido que salir a buscar sus sueños, objetivos o ilusiones fuera de aquí.  A esas personas también se les echa de menos. A cada una de ellas de una forma distinta, pues con cada una de ellas he tenido relaciones muy diferentes. Cambiar de trabajo, cambiar de estado civil o volver a ser mama son buenas noticias que se echa de menos no poder celebrar con quien ya no anda por aquí.

Se puede echar de menos algo que nunca has tenido, algo con lo que estuviste soñando, algo que pensaste que, tarde o temprano, seguro que llegaría a pasar. Y ese algo se quedó en un pensamiento, en una puta ilusión a la que sorprendentemente has llegado a echar de menos.

http://youtu.be/syCg17PEj1o


A las personas que se han ido para siempre también se las echa de menos. En fechas señaladas, en días cualquiera, en momentos especiales, en tardes de inviernos, en paseos primaverales, en vasos de leche, en baños en la playa, en sonrisas, en árboles en flor, en canciones, en el momento que menos te esperas.

Una habitación también se puede echar de menos. Por las conversaciones, abrazos, risas, complicidad, colchones en el suelo, prisas, mentiras, promesas, llamadas de teléfono, bailes, gritos, cartas, borracheras, peleas, saltos, besos, sorpresas, decepciones, fotos, post it, portazos, secretos...

Ser importante para una persona. Que te tenga en cuenta. Que no se olvide de quedar contigo. Que sea esa persona la primera en dar señales de vida. Que te digan que te echan de menos. Esto también se echa de menos a veces.

Echar de menos me hace sentir viva, recordar momentos, lugares, personas que han sido especiales. Echar de menos ayuda a ser consciente de que el tiempo pasa, aunque no tengamos a veces claro si para bien, para regular o para mal.